martes, 1 de julio de 2014

Tercer principio. Habilidades interpersonales y de equipo

Debe enseñarse a los alumnos las habilidades sociales requeridas para lograr una colaboración de alto nivel y para estar motivados a emplearlas. En particular, debe enseñarse a los alumnos a: conocer y confiar unos en otros; comunicarse de manera precisa y sin ambigüedades; aceptarse, apoyarse unos a otros y a resolver conflictos constructivamente.

En relación a esto se expresa que:
Quizás el conjunto de habilidades sociales más importantes que los estudiantes necesitan aprender para trabajar juntos cooperativamente por largos periodos de tiempo, son las habilidades de resolución de conflictos. Les enseñamos a los estudiantes (y profesores) los procedimientos de conflicto para que intelectualmente se desafíen a asegurar que se estén llevando a cabo razonamientos de alto-nivel y aprendizajes de gran calidad (lo que llamamos controversia académica) y les enseñamos a cómo negociar (y servir como mediadores) resoluciones constructivas de conflictos entre estudiantes o entre estudiantes y profesores (lo que denominamos el programa de pacificación). La cooperación no puede alcanzar su pleno potencial a menos que los estudiantes logren desarrollar las habilidades para resolver conflictos de unos con otros en forma constructiva.
Coincidiendo con estos planteamientos, para poder trabajar exitosamente en equipos reducidos figuran la construcción de confianza, el liderazgo, la toma de decisiones, la comunicación, y la destreza en el manejo de conflictos.
En estas habilidades están implicados valores muy importantes, como la disposición al diálogo, la tolerancia, la empatía, la honestidad, el sentido de equidad y la justicia en las relaciones con los demás, entre muchas otras. Es por ello que el aprendizaje cooperativo es reconocido como una opción didáctica enfocada al desarrollo humano, por lo cual el docente, además de enseñar contenido, tiene que promover una serie de prácticas interpersonales y grupales relativas a la conducción del grupo, los roles a desempeñar, la manera de resolver conflictos y tomar decisiones asertivas, y las habilidades para entablar un dialogo verdadero.

Para ello:
  • El éxito del trabajo grupal, parte de las habilidades sociales, para ello es necesario enseñarlas de forma directa. Estas no aparecen mágicamente.
  • Partiendo de lo anterior, el aprendizaje colaborativo es más complejo que el competitivo. Se requiere que se aprendan las prácticas relacionadas con el trabajo grupal.
  • Para el trabajo en grupo es necesario; saber cómo ejercer la dirección, toma de decisiones, fomentar el clima de confianza, comunicación, e involucrarse en controversias fructíferas.
  • La enseñanza de las habilidades interpersonales, se clasifica de acuerdo a los conocimientos de la misma, el docente deberá sugerir algunas actividades, que permita diagnosticar el nivel de conocimiento de las habilidades para la toma de decisiones de su enseñanza.


Cuarto principio. Responsabilidad Individual y Grupal
La participación en equipo de trabajo cooperativo requiere ser consiente, reflexiva y crítica respecto al proceso grupal en sí mismo, en la búsqueda de los aspectos a mejorar y hacer más efectivo y eficiente el trabajo grupal.

En relación a esto se expresa que:
Es esencial que los miembros del grupo reflexionen acerca del funcionamiento de éste, con el fin de realizar cambios y mejoras. El equipo evalúa la forma y los resultados de su tarea, y la efectividad de su trabajo como grupo. Esto implica reflexionar acerca de aquellos aspectos que funcionaron, aquellos que no funcionaron, y qué se puede hacer para mejorar el trabajo del equipo en el futuro. El procesamiento grupal debe constituir una actividad regular del trabajo de todo grupo cooperativo, de manera tal que enfatice no sólo lo que el equipo hace sino también cómo lo hace.
Los miembros del grupo necesitan reflexionar y discutir si se están alcanzando las metas trazadas y manteniendo relaciones interpersonales y de trabajo efectivas y apropiadas. Este proceso de reflexión puede darse en diferentes momentos a lo largo del trabajo y no solo cuando ha finalizado la tarea, es decir se requiere de un proceso de evaluación continuo y autocrítico. El docente por lo tanto, necesita orientar en cuestiones como: identificar cuáles acciones y actitudes de los miembros son útiles, apropiadas, eficaces y cuáles no y el grupo debe tomar decisiones acerca de qué acciones o actitudes deben continuar, incrementarse o cambiar.

Para ello:
  • Se debe tomar en cuenta que el trabajo individual es un elemento básico para la construcción del conocimiento.
  • Cada miembro debe asumir íntegramente su tarea, y después compartirla con el grupo para recibir las contribuciones.
  • El objetivo de este aprendizaje es fortalecer a cada miembro. En otras palabras, se realiza un aprendizaje en conjunto para desarrollarse como individuos.
  • La responsabilidad individual y grupal, existe cuando se evalúan el progreso del grupo, los esfuerzos individuales que determinarán el logro de los objetivos grupales.
  • Cuando se acostumbra el estudiante a la responsabilidad individual, no se presenta problemas en la participación activa de las clases.
  • Sin embargo, existen casos de estudiantes que no realizan sus actividades, allí deberá intervenir el docente para motivar y fomentar la participación.



A continuación les dejo este vídeo como forma audiovisual y de complemento teórico.


Luis Abreu


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